Crónica Literaria

                 
                            
En la “Ciudad de las Flores”
                                        Monsefú, una eterna tradición
                                                                                     
                                                                                      Por: Lucero Torres Flores
Monsefú, pueblo acogedor, que mantiene viva sus costumbres rinde homenaje cada año a Jesús Nazareno Cautivo.
El día pronunció un sutil saludo, la primavera desechaba colores y flores que suspiraban un aroma de atracción; quizá era un presagio, una señal o una gran suerte de poder observar. Fue un 30 de septiembre que mi mente comenzó a inundarse de emoción y de extraños pensamientos que eran muy sublimes para dejarlo  pasar. El tiempo nunca perdona y ya comienza a caminar. Tendría que ir y conocerte, pues este amanecer ya me lo había indicado. Monsefú, tierra calurosa, conocida por tus eternas tradiciones y por ser llamada la ‘Eterna Ciudad de las Flores’.
A las 11:00 de la mañana, ya me encontraba por la avenida Conroy, dos cerámicas me reciben y están brindando un espectáculo, ella muy coqueta con un vestido blanco y pañuelo a mano, él muy caballeroso con traje muy refinado y sombrero blanco, que más feliz les puede hacer que ofrecer el arte de la marinera norteña.
El parque principal, se hace presente, el ambiente es muy acogedor y agradable, mi mente se emociona y es  la misma que antes sentí, variedad de colores y costumbres rodean la plaza, una feria se estaba viviendo, que fortuna saber que el sutil saludo de este día me conllevo a presenciar una de las más apreciadas  festividades del distrito. Por suerte ya me encontraba con el señor  Jesús  Ferre  Effio, el fotógrafo del pueblo quien ya vive allí 54 años, con su amabilidad y buena actitud me empezó a contar que en este entonces se  estaba celebrando la fiesta anual  del  Señor Cautivo De Nazareno, santo patrón del   pueblo.
‘Nuestro patrón llegó en una embarcación a las playas de Santa Rosa y Pimentel, encontrado por un grupo de pobladores en un cajón de madera y cuando estos intentaron movilizarla no lo lograron. Sin embargo, luego llegaron pescadores monsefuanos, optaron por levantar el cajón y fue sin ningún inconveniente, esto llenó de sorpresa a los pescadores y es ahí que sienten que es una señal y  deciden traerlo a Monsefú, desde ese entonces le rendimos homenaje”, comentó Jesús.
Al promediar las 3:00 Pm, se llevó a cabo el término de la feria en honor a Jesús Nazareno Cautivo, fiesta  que da  inicio cada 31 de agosto, siendo  día central, el 14 de septiembre.  Muchos fieles están reunidos, sus  miradas denotan  una carrera de emociones. En la parte superior de la plaza se encuentra la iglesia, donde se está ofreciendo una  misa y  muchos fieles van a consagrar su fe, terminada,  se dio inicio a la procesión, el fervor y la devoción inundan la imagen de Jesús de Nazareno.
Esta festividad brinda a sus espectadores una serie de actividades religiosas, sociales, artísticas, muestran una gran variedad de cerámicas, los panecillos son una delicia, dulces, que desde lo lejos uno captó mi atención ‘membrillo’, aunque estuvieras dentro de una esferita, tu color y sabor rojo, en mi mente permanecerán siempre. Mujeres monsefuanas salen  luciendo  sus más preciadas alhajas. Es sorprendente que el pasado forme parte de la vida  diaria de este antiguo pueblo.
A las 6:00 de la tarde continúe mi camino, tendría que regresar, el  parque  de la artesanía, me dio la despedida. Está ubicado en la avenida Venezuela, le dicen la artesanía de Monsefú donde se puede observar las canastillas, sombreros, adornos, pulseras, hechas por los pobladores. Es un  espacio muy sereno y acogedor que está  presente todo el año, así que no hay excusas para no visitarlo.

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